Tiene más de un siglo de antigüedad, restaurada con pasión, respetando en todo lo posible la estructura y materiales de una típica vivienda gallega situada al borde del mar, teniendo un papel predominante en su rehabilitación la piedra y la madera.
Está bordeada por un arroyo que trae las aguas procedentes de "A Moa" que así se denomina el punto más alto del Monte Pindo, con 641 metros de altitud, desde el que se divisa Finisterre, Corcubión, la impresionante playa de Carnota y, según dicen, las torres de la Catedral de Santiago de Compostela.